NIÑOS SIN PADRE, MADRES SIN
CONYUGE. ¿QUÉ SUCEDE CON ESTE MODELO DE FAMILIA?
“En la
antigüedad, el matrimonio estaba estrechamente entrelazado con otra institución
clave, el sistema de herencia, tanto de medios de producción como de posiciones
sociales. La institución del matrimonio entretejía entonces sexo a priori y
género, hogar y familia, procreación y legitimidad, cuidado y manutención de
los niños, labores domésticas y herencia. Con respecto a la manutención de los
niños, la norma determinaba que los niños fueran cuidados y mantenidos por sus
propias y sus propios; la era la que llevaba el feto y paría al bebe recién
nacido; el de la criatura como en todos los países realmente civilizados”
(Lefaucheur, SF).
En base a lo anterior, los niños nacidos dentro del
matrimonio tenían el respaldo social, lega y familiar, mientras que los niños
nacidos fuera del matrimonio usualmente tenían una madre pero no un padre, no
había un padre que se hiciera cargo de su manutención y de quien tendrían
derecho a heredar, por lo que las madres solteras solían tener dificultades
psicosociales que muchas ocasiones les dificultaba la vida familiar. Por ende,
muchos niños eran abandonados, abortados o explotados laboral y
emocionalmente.
Posteriormente,
surgieron métodos para prevenir la fertilidad y para promover el aborto e
incluso legalizarlo en algunos países, que influyeron en que se tuvieran que
modificar las políticas públicas respecto a lo familiar, ya no sólo desde lo
religioso, sino también desde lo legal.
Las
autoridades actúan desde el matrimonio, buscando a sus supuestos progenitores y
obligándolos, ya sea a casarse con la madre o a cumplir con toda o parte de la
obligación de mantener a los hijos que le correspondería como esposo si se
hubiera casado.
También
se puede cargar toda la responsabilidad de la manutención de los niños sin
padre a la madre y/o a los parientes de ésta, especialmente al padre de ella y
al padre político del niño, si hubiera-, y hasta a los mismos hijos a partir de
cierta edad.
Algunas
respuestas incluso liberan a las madres solteras de la responsabilidad de
mantener a sus hijos sin padre, transfiriéndolos a familias de crianza o
adoptivas, o a instituciones especializadas (como casas para niños abandonados
u orfanatos). Estas respuestas implican en general que se tolere, o hasta se
obligue, que las madres abandonen a los bebés ilegítimos al nacer, si no
optaron por dar a luz en secreto o anónimamente.
Otras,
por último, están dirigidas a compensar la ausencia del y a distribuir la carga
de manutención de los hijos sin padre entre la madre y ciertas autoridades
locales o estatales, o sistemas de seguridad social, ayudando a las madres
solteras a mantener a sus hijos a través de beneficios especiales, deducciones
fiscales, vales, servicios de guardería, alojamiento en hogares para madres
solteras y sus hijos, programas de formación, entre otros, lo cual
desafortunadamente genera formas de vida que las mujeres conciben como un
trabajo, motivo por el cual, “está de moda” ser madre soltera en algunas
comunidades rurales y tener muchos hijos para recibir un fondo económico que es
exigido por la familia de origen de muchas jóvenes adolescentes.
Por ende,
considero necesario, desde mi punto de vista personal que se establezcan
políticas públicas que permitan conocer de fondo las necesidades de estas
familias, su funcionalidad y dinámica; y promover orientación y apoyo a mujeres
con hijos sobre cómo fomentar la independencia económica, la autonomía, el
equilibrio en los roles, cómo fomentar redes de apoyo, cómo promover el
bienestar integral de las madres y salvaguardar la seguridad de los hijos y
cómo promover el apoyo económico de los padres biológicos de sus hijos con
apoyo legal.
Por
otro lado, en cuanto al matrimonio, la revolución femenina permitió que las
mujeres se tornaran más independientes económicamente, lo cual genera seguridad
en ella ya que existe apertura laboral a ambos sexos, motivo por el cual las
mujeres que tienen dificultades con su pareja, ya no se sienten obligadas a
mantenerse en la relación. Además, el padre supuesto que no se casa con la
madre de su hijo, ya sea soltero o esté casado con otra mujer, puede ser
registrado (y cada vez más debería serlo) como el padre de ese hijo, lo cual
conlleva que aunque no viva con su hijo y ex pareja, puede compartir la patria
potestad de su hijo y la obligación de mantenerlos (por lo tanto, aunque sea un
progenitor « ausente », sigue siendo integrante de la familia.
Asimismo,
ha cambiado el perfil de la madre soltera en la actualidad, la cual en
ocasiones siente la necesidad de cuidar a un pequeño aunque no tenga una pareja
estable por lo que las mujeres en la actualidad prefieren tener hijos aunque no se queden con dicha pareja,
adoptar o buscar la inseminación artificial.
REFERENCIA.
UNICEF
(2003). Nuevas formas de familia perspectivas nacionales e internacionales. Recuperado el 12 de Junio de 2015 de: http://files.unicef.org/uruguay/spanish/libro_familia.pdf
Es muy importante que haya comunicación entre los hijos y el padre o la madre que esté presente ya que los pequeños se pueden sentir confundidos o tal vez hasta culpables por la ausencia del otro progenitor.
ResponderEliminarTambién propiciar un ambiente de confianza que fortalezca los lazos entre los miembros de la familia para mejorar la convivencia.
Agradecemos tu comentario Anais, y te invitamos a revisar nuestra vedeoconferencia.
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